Entrevistador: Noa, gracias por recibirnos. "La alguacil", de vuestro álbum "La Inquisición", se ha convertido en una de las canciones más carismáticas de Bulisla. ¿Qué significa para ti este tema?
Noa: Es un tema muy especial. Desde el momento en que lo leí, sentí que tenía que encarnarlo, casi como si fuera un papel teatral. La letra es oscura, con tintes de poder, de dominación… y yo lo vivo como una transformación. En el escenario dejo de ser Noa para convertirme en ese personaje: la alguacil que persigue, que tortura, que disfruta del control. Para mí fue un reto darle esa fuerza sin perder la melodía y la sensualidad de mi voz.
Entrevistador: Tu interpretación es muy intensa. ¿Cómo trabajas esa dualidad entre una voz melódica y un personaje tan implacable?
Noa: Precisamente ahí estaba el reto. Yo quería que la alguacil no sonara como un monstruo, sino como una seducción peligrosa. La voz melódica, suave, incluso dulce, contrasta con la dureza de lo que dice la letra. Esa contradicción hace que la canción sea inquietante y cautivadora: el oyente se siente atraído y a la vez atrapado.
Entrevistador: En el estribillo repites con mucha fuerza “Soy tu alguacil”. ¿Cómo lo vives cada vez que lo cantas?
Noa: Es como un grito de posesión. Cada vez que lo digo siento que la sala se transforma, que los ojos del público se clavan en mí. Es un momento de catarsis: no sólo interpreto la canción, sino que me convierto en ella. Y eso engancha mucho, tanto a mí como a la gente que lo escucha.
Entrevistador: ¿Qué ha supuesto La alguacil en el recorrido de Bulisla?
Noa: Ha sido una sorpresa enorme. Es un tema que arriesga, porque no es una letra convencional ni una melodía fácil. Pero creo que precisamente eso nos ha hecho destacar: nos atrevimos a narrar un personaje oscuro, y la música lo envolvió en un ambiente casi teatral, como de pesadilla danzable. Desde que lo presentamos en "La Inquisición", la gente nos identifica mucho con esta canción.
Entrevistador: ¿Cómo encaja este tema con tu estilo personal de cantar?
Noa: Yo siempre he buscado que mi voz sea un puente entre la emoción y la historia. En "La alguacil" me permití explorar registros más graves, más insinuantes, y luego estallar en los coros con toda la fuerza. Fue como estirar mi rango expresivo hasta límites que no había probado. Y me encanta que el público lo reciba como algo auténtico.
Entrevistador: Y para terminar: ¿qué sientes cuando ves al público coreando contigo “Soy tu alguacil”?
Noa: (sonríe) Siento que la transformación se completa. Ya no soy solo yo interpretando, ni solo el público escuchando: en ese instante, todos somos parte de ese personaje. Es como una conexión colectiva. Y ese poder compartido es, para mí, la magia de la música.